Nieves Ajenjo, estudiante UAX de Enfermería, nos cuenta su experiencia en esta lucha “en primera línea” contra el Covid-19

En una entrevista que nos ha concedido recientemente, la alumna de 4º curso comparte cómo está afrontando el día a día ejerciendo una “bonita” profesión que, según manifiesta, “ha superado con creces todas mis expectativas”. Nieves está prestando su apoyo en el Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela para hacer frente al nuevo coronavirus.

Fecha Abril
Área de conocimiento Salud y Deporte

La actual crisis sanitaria que estamos padeciendo a nivel global a consecuencia de la pandemia por el coronavirus, Covid-19, ha sometido a nuestro sistema sanitario a un estado de “tensión extra”, que ha llegado a provocar el colapso hospitalario en las primeras semanas de incidencia del virus en nuestro país.

Son muchos los profesionales sanitarios que cada día trabajan desde los hospitales y centros sanitarios para hacer frente a un virus que cada vez está afectando a más personas. Según los datos oficiales facilitados esta misma mañana por el Ministerio de Sanidad, en España ya han fallecido 21.282 personas por el Covid-19, contabilizándose un total de 204.178 positivos confirmados y 82.514 recuperados.

Los sanitarios, en su día a día, están luchando “de forma heroica” contra esta pandemia, haciendo todo lo que está en sus manos por los pacientes afectados por el virus. Están “en primera línea” luchando contra un “enemigo invisible” que, por desgracia, está acabando con la vida de muchas personas.

Profesionales sanitarios, profesores, estudiantes, todos a una, con el mismo objetivo: aumentar gradualmente la lista de pacientes ingresados que reciben el alta hospitalaria. Son nuestros héroes, cuya labor está siendo encomiable, y que están demostrando su “pasión” por una profesión, indispensable ahora y siempre.

Profesores y estudiantes de UAX se han sumado a los equipos de profesionales sanitarios de los hospitales, para luchar de forma incesante contra el Covid-19.

Hoy nos centramos en una de nuestras alumnas, Nieves Ajenjo Calderón, quien está cursando de Enfermería y se gradúa este 2020. Tras llevar cuatro años de prácticas, aprendiendo la realidad hospitalaria, ahora se está enfrentando “en primera línea”, desde un hospital madrileño, a una realidad laboral de máxima exigencia, y de dureza extrema, que, seguro, no olvidará en su vida.

A fondo: Nieves Ajenjo Calderón, estudiante de 4º curso de Enfermería

¿Cómo has vivido y vives esta situación en primera línea en la lucha contra el Covid-19? ¿Te sientes preparada?

Quien comparta mi pasión lo entenderá, es difícil expresar con palabras todo lo que siento, y no, aún no he acabado la carrera, pero ya estoy más cerca de conseguirlo. Es por ello, que sin dudarlo dos veces, estoy ayudando con la pandemia que nos ha invadido. Aquí toda ayuda es poca y me siento preparada para combatir. He nacido para esto, y esto es lo que estoy haciendo. La batalla la vamos librar entre todos. Y nosotras, enfermeras, por muy duros que sean los turnos, por muy incómodo que sea trabajar con los EPIS, intentaremos dar lo mejor de nosotras para que el Covid-19 no se lleve más vidas por delante.

Cada día que salgo del hospital pienso lo mismo, ojalá todo el mundo tuviera la suerte de disfrutar tanto de su trabajo como lo hago yo.

Voy a ser sincera, hay días duros, por muchos esfuerzos que hagamos, a veces, las cosas no salen como uno espera, el paciente al que íbamos a extubar empeora, las diuresis disminuyen, las gasometrías alteradas… Pero los días buenos, superan con creces todos estos momentos. Al ver cómo un paciente que lleva 16 días sedoanalgesiado, intubado, al que incluso hemos tenido en prono mejora, y ver que su compañero/a de al lado también mejora, te das cuenta de que hay luz, que estamos un poco más cerca de conseguirlo. Y es entonces, cuando llegan las 20:00 horas y todo el mundo comienza a aplaudir. Se escuchan sirenas, gente gritando “¡Ánimo!”. Y en ese preciso instante vemos que los pacientes se empiezan a sentir inquietos y les explicamos lo que está sucediendo: “Desde que todo esto empezó las personas están volcadas con vuestra situación y salen a los balcones todos los días para intentar transmitir energía a todos los que estáis encamados y ánimos a todos los sanitarios para que podamos seguir cuidándoos”. Y es ahí, cuando ves que todo esfuerzo es poco, y que la magia existe. Los pacientes, sin apenas energía, intentan aplaudir y rompen a llorar de la emoción.

Entonces, a la pregunta de si me siento preparada, mi respuesta es muy sencilla: “Me siento afortunada de ser miembro de esta lucha, de ser Enfermera, aún sin mi título”. Puedo decir que esta profesión ha superado con creces todas mis expectativas.

¿Te sientes plenamente preparada para afrontar los retos futuros?

Antes de contestar a esta pregunta, me gustaría contaros algunas experiencias vividas.

Llevo cuatro años haciendo prácticas, y en este tiempo he estado ahí, haciendo lo que mejor se me da y también lo que más me gusta. He tomado muchísimas tensiones y realizado aún más BMT y he entendido la importancia que estas pruebas implican para la salud de cualquier persona. He aprendido a leer un electrocardiograma, a pinchar… He cuidado, curado y acompañado a las personas que en su momento han requerido mi atención. He vivido momentos que me han marcado y me han tocado hondo. Pero ante todo, me quedo con lo que he aprendido tanto a nivel personal como profesional.

He estado con muchos pacientes. Muchos de ellos no me recordarán, pero yo recuerdo a cada uno de ellos y me enorgullece saber que se encuentran bien en sus casas. También recuerdo a los que a pesar de numerosos esfuerzos no salieron adelante… En concreto, me acuerdo perfectamente de una mujer que falleció mi último día de prácticas en mi primer rotatorio de tercer curso; había estado cuidándola durante quince días, en los cuales había podido hablar mucho con ella, y le había cogido cariño. Llevaba muchos años luchando contra el cáncer, y ya estaba cansada. Es por eso que, cuando su familia vino a darme las gracias, no pude aguantar las lágrimas y ahí estaba yo, llorando con su hermana mientras ella me agradecía el cariño con el que les había tratado. Sentí mucho su pérdida.

En esos dos años y medio que llevaba de carrera, siempre había estado convencida de lo que me gustaba, la enfermería; pero fue justo en ese instante, durante el abrazo sincero de su hermana, cuando me di cuenta de que no podría dedicarme a otra profesión que no fuera la enfermería. Que había nacido para ello y lo afortunada que era de poder dedicarme el resto de mi vida a hacer lo que realmente me hace feliz: cuidar a los demás. Como decía nuestra antecesora Florence Nightingale: “La enfermería es la más antigua de las ciencias y la más bella de las artes”. 

Quiero centrarme en mi último año como estudiante. Empecé las prácticas el 16 de septiembre de 2019. Como todos los primeros días que empiezas en un sitio nuevo, los nervios estaban a flor de piel. Se sumaba que también iba a ser mi primera guardia en un Hospital, por si eso fuera poco, el Gregorio Marañón, en concreto, en el servicio de Urgencias. Pero este año fue distinto, cuando llegué me presentaron a mi tutora, y sin mediar palabra, ella me dijo que me encargase de quien acaban de ingresar: “ECG y AS completa, por favor”. Desde el primer instante, me sentí una más de la familia, de la que ahora siento que formo parte. Cuando pensaba que no me podía gustar más mi profesión, apareció ella, la mejor enfermera con la que hasta el momento he tenido el placer de trabajar, Carmen Roldán. Ella me ha transmitido todo el amor con el que atiende a cada una de las personas que se ponen en sus manos, toda la delicadeza, dedicación y, sobre todo, la vocación. Carmen tiene 53 años y lleva toda la vida dedicándose a cuidar a los demás; y no había día en que no me recordase lo preciosa que era nuestra profesión. Me he dado cuenta de lo sobrecargada que está la enfermería y la gran labor que hacemos los estudiantes con todo ello, cuando ya tenemos suficientes conocimientos y podemos ayudar a agilizar el trabajo. Y eso, me sorprende.

Y sí, gracias a todas las prácticas que la Universidad ha hecho posible que realicemos, me siento preparada para afrontar los retos futuros, sé cómo responder en situaciones complicadas. Aunque aún me falta mucho rodaje y mucho aprendizaje, estoy lista y quiero hacer frente a todas las circunstancias que se me presenten.

¿Qué sientes al estar cerca de tu graduación?

La respuesta a esta pregunta es sencilla, siento nervios y emoción. Después de todo lo que he luchado para alcanzar mi sueño, estoy solo a un TFG de tenerlo.

Cuando miro hacia atrás y me centro justo en el momento en el que empecé la carrera, me cuesta reconocerme: nerviosa, inocente… Sin embargo, ahora cuando me veo, me veo mayor, responsable, y personalmente nunca imaginé verme como me veo ahora y eso me enorgullece. He entendido que una gran responsabilidad conlleva un gran sacrificio. He entendido que la enfermería es magia, y nosotras, compañeras, tenemos el “truco estrella” que es el de sacar sonrisas a las personas cuando más las necesitan, darles alivio, consuelo en todo momento y un brazo en el que apoyarse cuando ya no podemos hacer nada más por ellos.

El caso de nuestra alumna Nieves es tan solo una de las grandes historias personificadas en los profesionales sanitarios que están luchando contra el nuevo coronavirus, en primera línea, desde los hospitales, poniendo todo lo que está en sus manos para garantizar el mejor tratamiento de los pacientes.

La Universidad Alfonso X el Sabio se siente plenamente orgullosa de sus estudiantes y profesores. En el caso concreto de Ciencias de la Salud, sin duda, es un honor contar con profesionales y alumnos que están contribuyendo con su tesón y esfuerzo en esta “lucha global” contra un “enemigo común e invisible”.  

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